Norma Bergara, la vecina que con un merendero le hace frente al hambre en el barrio El Porvenir II de Posadas
Norma Bergara, de 39 años, es el corazón de un merendero en el barrio El Porvenir II de Posadas, donde asisten regularmente alrededor de 50 niños y madres en busca de una merienda. Hace más de 10 años que ella inició esta tarea solidaria, motivada por las necesidades visibles en su comunidad.
En la actualidad, sostiene el merendero dos veces por semana con donaciones que obtiene principalmente a través de redes sociales.
“La gente nos ayuda cuando ve lo que hacemos en las redes. Así pedimos donaciones, porque nadie del Estado nos ayuda”, explica Norma, quien se enfrenta a la dura realidad de que, a pesar de su esfuerzo, no siempre tiene los recursos necesarios para cubrir todas las necesidades de su comunidad.
Norma es madre de seis hijos, el mayor de ellos de 24 años, con un retraso madurativo, y el menor de solo 5 años. A pesar de las dificultades económicas, ella busca la forma de sostener tanto a su familia como el merendero.
Con una humildad que desarma, comenta que no se considera un referente del barrio, aunque los vecinos acuden a ella en busca de ayuda. “Yo soy una vecina más”, asegura, aunque su trabajo constante por los niños de su comunidad dice lo contrario. La motivación principal que la impulsa a seguir adelante es, sin duda, el bienestar de los niños, tanto los suyos como los del barrio: “Los niños, mis hijos, me dan esa motivación para seguir ayudando en lo que puedo”.
La dura realidad de los barrios populares
El merendero, que antes funcionaba tres veces por semana, hoy solo puede abrir dos veces debido a la escasez de recursos. “Nos encantaría poder hacer más días, pero las donaciones no alcanzan”, lamenta Norma. A pesar de los desafíos, sigue adelante porque sabe que su merendero es la única fuente de alimento seguro para muchos niños del barrio.
La crisis económica que atraviesa el país ha golpeado con fuerza a las familias de los barrios populares. Norma lo ha visto de primera mano: “Es muy complicado. Es muy difícil comprar las cosas que nuestros hijos necesitan. Se nos complica mucho económicamente”. Incluso ha presenciado situaciones en las que los niños asisten a la escuela sin desayunar o sin haber almorzado porque en sus casas no hay comida. “Yo trato de ayudar en lo que puedo, porque también a veces no tengo”.
Norma recuerda que la pandemia fue uno de los momentos más difíciles que atravesó el merendero y su familia. Hoy, la situación no ha mejorado mucho. “Ahora está muy difícil”, confiesa. La situación actual del país ha profundizado la necesidad en los sectores más vulnerables. “Con esta crisis en la que está el país, es muy difícil salir adelante. Nos cuesta mucho a todos. Se ve mucho más la necesidad que antes”.
Además de administrar el merendero, Norma se dedica a cuidar de sus hijos y buscar trabajos eventuales, pero las oportunidades laborales son escasas. “No tengo trabajo porque no pude terminar mis estudios, y hoy en día sin estudios no se consigue trabajo”, explica con resignación. Aunque a veces realiza trabajos como lavar ropa ajena o limpiar casas, no es suficiente para cubrir las necesidades básicas de su familia.
En su vida personal, Norma también ha vivido momentos de desesperación al no tener cómo alimentar a sus propios hijos. Recientemente, pasó por una situación particularmente difícil: “No tenía para darles de comer a mis hijos. Por eso sé lo que se siente tener hambre y no tener para comer”, relata con tristeza.
A pesar de todo, su espíritu de lucha no se ha debilitado. “Es muy difícil, pero una como mamá hace todo por sus hijos”, asegura. En esos momentos de mayor angustia, busca pequeñas changas que le permitan llevar algo de dinero a casa. Sin embargo, el contexto económico actual hace que cada día sea una batalla constante por la supervivencia.
El Estado, ausente en los barrios
Uno de los temas recurrentes en la conversación con Norma es la ausencia del Estado. A pesar de los reiterados pedidos de ayuda, no han recibido respuesta alguna. “Ellos solo se acuerdan de la gente humilde cada vez que necesitan un voto. Después se olvidan”, comenta con amargura.
Norma recuerda cómo, en varias ocasiones, los políticos han llegado a su barrio con promesas, pero ninguna de ellas se ha materializado. “Llegan, prometen y se van”, dice, expresando una frustración compartida por muchas personas en barrios populares. A pesar de esto, ella sigue adelante, apoyándose en la solidaridad de las personas que donan lo que pueden.
A pesar de la situación crítica que atraviesa, Norma no pierde la esperanza. Sueña con encontrar un trabajo que le permita no solo mejorar la vida de sus hijos, sino también ampliar la ayuda que brinda a las familias de su barrio. “Me gustaría encontrar un trabajo para poder ayudar más a mis hijos y a los niños de mi barrio”, afirma con determinación.
Norma abre las puertas de su corazón y del merendero cada semana, sabiendo que para muchos niños, ese plato de comida es fundamental. Con 39 años y un largo camino de lucha a sus espaldas, sigue adelante, movida por el amor a sus hijos y su deseo de ver un futuro mejor para los niños de su comunidad.
Norma Bergara no solo busca ayuda para continuar con el merendero, sino también un empleo que le permita sostener a su familia. Para quienes deseen colaborar con donaciones o tengan alguna oferta laboral, pueden comunicarse al siguiente número: 3765 020966.
En medio de una crisis económica que golpea fuertemente a los sectores más vulnerables, el trabajo de personas como Norma Bergara es vital. Con su trabajo silencioso pero fundamental, Norma sigue adelante, demostrando que la solidaridad y la empatía son las claves para enfrentar las dificultades.